En su infinita sabiduría divina, el Creador
hizo todas las cosas con un propósito bien determinado, contribuyendo a una
realidad más amplia, donde todo y todos están conectados y se interdependen y
complementan.
La sexualidad en general y la genitalidad
en particular también fueron pensadas por Dios para que cumplieran un propósito
mayor, a saber: la felicidad y la unión amorosa de la mujer y del hombre en la
vivencia conyugal bendecida por Dios por el sacramento del Matrimonio, y la
generación responsable de hijas e hijos.
La progresiva consciencia de la sexualidad
y genitalidad (tanto de la propia cuanto de la de los demás) a partir de la
adolescencia debe darse de un modo sereno y tranquilo, acompañada por los padres
o responsables, ayudando los hijos a administrar el impulso sexual de una forma
sana, sin absolutizarlo y sin ignorarlo.
La castidad o continencia es una gracia
especial concedida por Dios y recibida en oración por las mujeres y hombres
para que puedan administrar santamente el impulso sexual. En el caso de las
personas solteras, para que conserven la pureza hasta el Matrimonio y; en el
caso de las personas casadas, para que permanezcan fieles a las promesas
matrimoniales.
La cultura contemporánea, tan marcadamente
hedonista y relativista, se esfuerza por todos los medios (especialmente en el
ambiente virtual de la Internet) para convencer las personas de que deben
obedecer al impulso sexual, reduciendo la sexualidad y la genitalidad a su
dimensión instintiva y animal, olvidando que el ser humano es racional, tiene
libertad y está orientado al amor y al bien.
Hay una proliferación de páginas de
Internet, de imágenes y vídeos, de aplicaciones para dispositivos móviles que
ofrecen estímulo a la libertad sexual, deformando la dignidad del ser humano
como hijo adoptivo de Dios Padre, redimido por Dios Hijo y habitado por Dios
Espíritu Santo.
El incentivo a la masturbación
(auto-erotismo, auto-satisfacción) es parte del esfuerzo de la cultura
contemporánea. Pero si el adolescente, el joven o adulto - soltero o casado -
se entrega desordenadamente a esta práctica, puede causar daño a sí mismo y a
los demás consumiendo pornografía, fornicando (manteniendo intimidad sexual
fuera del Matrimonio), cometiendo adulterio (relacionándose íntimamente con
alguien que no sea la esposa o esposo), pudiendo generar irresponsablemente
hijas e hijos, interrumpiendo una gestación (aborto), causando un divorcio etc.
La masturbación es un desvío del propósito
original de Dios para la sexualidad humana. Debe ser evitada por la oración y
por la vida sacramental (Eucaristía y Reconciliación), por la práctica de
actividades físicas o deportivas, por la canalización del impulso sexual para
la sana y sincera amistad, por el fortalecimiento del carácter a través de la
renuncia a los valores contrarios al Evangelio, a la vida.
Merece especial atención la adicción a la práctica del auto-erotismo y el auto-satisfacción. Sería sumamente importante la búsqueda de un profesional del área de la Psicología, a fin de conocer las causas y apuntar soluciones.
Merece especial atención la adicción a la práctica del auto-erotismo y el auto-satisfacción. Sería sumamente importante la búsqueda de un profesional del área de la Psicología, a fin de conocer las causas y apuntar soluciones.
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