La Iglesia - asamblea de los fieles que
creen que Jesús es el Hijo único de Dios hecho Hombre, por Quien la humanidad
recibe la salvación por Su muerte y resurrección - nació de la predicación y
del testimonio del propio Jesús y, en seguida, se extendió entre las naciones a
través de los apóstoles y discípulos conducidos por el Espíritu Santo.
La Iglesia de Jesús - Su Cuerpo Místico,
templo del Espíritu Santo y signo visible del Reino de Dios en el mundo - es
una sola, una unidad de fe, de esperanza y de caridad, que se manifiesta en
tres realidades distintas que, en el misterio de la comunión de los santos, se
relacionan y se ayudan mutuamente: la “Iglesia militante”, la “Iglesia
padeciente” y la “Iglesia triunfante”.
Nosotros los fieles que peregrinamos en
este mundo a fin de transformar los corazones y las estructuras a partir de los
valores del Evangelio, para que venga el Reino de Dios, santificándonos por la
práctica del amor y por la oración y sacramentos, somos la “Iglesia militante”
que camina hacia Dios, hacia los Cielos.
Los fieles que, por razones diversas,
cumplieron parcialmente en el mundo la misión recibida de Dios, sin alcanzar la
necesaria santidad de vida, luego de la muerte corporal, tienen la oportunidad
de hacer penitencia, de purificarse y santificarse en el llamado “purgatorio”
y, así, ser admitidos por Dios a los Cielos. Tales fieles, en esta etapa de la
salvación eterna, forman la “Iglesia padeciente”, por quien intercede los
fieles en la tierra, particularmente en la memoria de Todos los Fieles Difuntos,
el día 02 de noviembre.
Finalmente, los fieles que sin dudas cumplieron plenamente en el mundo la misión recibida de Dios, alcanzando la necesaria santidad de vida, luego de la muerte corporal, fueron admitidos por Dios a los Cielos, y forman la llamada “Iglesia triunfante”, que interceden por los fieles que todavía peregrinamos en el mundo y por los que se penitencian en el “purgatorio”. Entre quienes alcanzaron la santidad, hay muchos que fueron canónicamente reconocidos por la “Iglesia militante” y poseen fiestas específicas en su memoria. Hay también muchos otros que alcanzaron la santidad en el anonimato de la vida cotidiana, sin fama ni popularidad. Estos últimos son particularmente recordados en la Solemnidad de Todos los Santos, el día 01 de noviembre.
Finalmente, los fieles que sin dudas cumplieron plenamente en el mundo la misión recibida de Dios, alcanzando la necesaria santidad de vida, luego de la muerte corporal, fueron admitidos por Dios a los Cielos, y forman la llamada “Iglesia triunfante”, que interceden por los fieles que todavía peregrinamos en el mundo y por los que se penitencian en el “purgatorio”. Entre quienes alcanzaron la santidad, hay muchos que fueron canónicamente reconocidos por la “Iglesia militante” y poseen fiestas específicas en su memoria. Hay también muchos otros que alcanzaron la santidad en el anonimato de la vida cotidiana, sin fama ni popularidad. Estos últimos son particularmente recordados en la Solemnidad de Todos los Santos, el día 01 de noviembre.
En cada Eucaristía, está plenamente unida
la Iglesia militante, la padeciente y la triunfante, cada cual cooperando con
las demás para que todos los fieles alcancen la gloria eterna junto a Dios.
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