sexta-feira, 22 de novembro de 2019

¿Existen criterios para elegir madrinas y padrinos de Bautismo, de Confirmación, de Matrimonio?

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Como lo sabemos, los sacramentos son signos eficaces de la presencia y la acción redentora de Cristo en las más importantes etapas de la vida de los fieles, de modo individual y también comunitariamente.
Aunque tenga poder y libertad suficientes para actuar solo - recordemos cuando el mundo fue creado y cuando Jesús aceptó morirse en la cruz para la salvación de la humanidad -, Dios quiere la colaboración de la mujer y del hombre para que Su Gracia llegue a los corazones y en ellos crezca.
Mirando hacia Jesús - especialmente durante su vida oculta en Nazaret -, Su Madre María y José, Su Padre adoptivo, fueron importantísimos colaboradores de Dios, mientras Su Gracia crecía en el corazón de Dios Hijo hecho Hombre.
El sacramento del Bautismo generalmente es administrado a los bebés, que poseen una consciencia mínima de la Gracia que reciben. Cuando alcanza el uso de la razón, acoge el anuncio completo de la fe y realiza una profunda experiencia de la presencia y la acción de Dios en su vida, el fiel joven o adulto confirma el propio Bautismo recibiendo la Unción plena del Espíritu Santo por el oleo del Santo Crisma. Y cuando discierne la propia vocación de servicio, decidiéndose por el Matrimonio, por la vida conyugal y por la constitución de la propia familia, el fiel pide y recibe la Gracia de Dios para amar con el amor de Cristo-Esposo por la Iglesia-Esposa.
El propio fiel - sobre todo a partir de la juventud y la edad adulta - es definitivamente el primer y principal responsable por la Gracia de Dios recibida a través de los sacramentos, a fin de que ella crezca en su corazón. También tienen importante responsabilidad por el crecimiento en la Gracia de Dios la madre y el padre de quien recibió los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y el Matrimonio. Participan de esta responsabilidad la madrina y el padrino, debidamente elegidos, sea por el propio fiel, sea por la madre y el padre. Finalmente, la propia comunidad de los fieles, por el testimonio del amor fraterno y de la fe vivida con alegría y transmitida con entusiasmo, es igualmente responsable por el crecimiento en la Gracia de Dios.
Sabemos que entre los miembros de las familias y entre los amigos existe respeto, confianza y afinidad, que motivan las personas a elegir madrinas y padrinos para el Bautismo de sus hijas e hijos o para la propia Confirmación o Matrimonio.
Sin embargo, para que puedan ejercer adecuadamente la función que se espera de una madrina, de un padrino, las personas deben dar testimonio de la propia fe vivida en comunidad, habiendo ellas mismas recibido primeramente el Bautismo, la Confirmación y el Matrimonio - excepto cuando se trata de un/a religioso/a, un ministro ordenado o una persona soltera fuera de una unión libre.
Por eso, es muy importante que, antes de invitar un familiar o un amigo para ser madrina o padrino de los sacramentos del Bautismo, Confirmación o Matrimonio, el fiel o su madre y su padre averigüen si los candidatos reúnen las condiciones mínimas recomendadas por la Iglesia, para evitar trastornos innecesarios.
En última instancia, se espera de las madrinas y padrinos que sean un buen ejemplo e inspiración para sus ahijadas e ahijados, acompañándolos de cerca y dándoles consejos cristianos en momentos de crisis o de dificultad, especialmente en la ausencia momentánea o definitiva de la madre y padre biológicos.



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