Como lo sabemos, el ser humano es una
trinidad de cuerpo, mente y espíritu - distintos e interconectados. Excepto en
situaciones muy particulares, generalmente la salud del cuerpo también se
refleja en la mente y el espíritu, y viceversa. Desafortunadamente lo opuesto
también es verdadero: la enfermedad de la mente contagia el espíritu y el
cuerpo, y viceversa.
Cuando el cuerpo está enfermo, la persona
es encaminada a un profesional del área de la salud, a un experto, a fin de ser
evaluada clínicamente y, si necesario, recibir medicación o someterse a una
intervención quirúrgica o a un procedimiento médico.
Cuando la mente está enferma, la persona es
encaminada a un profesional del área de la Psicología, a un terapeuta, a fin de
ser acompañada y, si necesario, recibir medicación a través de la Psiquiatría y
de la internación en casa de salud psíquica.
Cuando el espíritu está enfermo, la persona
es encaminada a un ministro de la Iglesia, ordenado o no ordenado, a fin de ser
acompañada, dirigida y, si necesario, ser encaminada a los sacramentos de la
Reconciliación, de la Unción de los Enfermos, de la Eucaristía.
Como lo sabemos, en materia de salud, es mejor prevenir que remediar. Es necesario fomentar estilos de vida sanos que, en la medida de lo posible, conserven y promuevan la salud, sin la necesidad de la compra y la administración de remedios.
Como lo sabemos, en materia de salud, es mejor prevenir que remediar. Es necesario fomentar estilos de vida sanos que, en la medida de lo posible, conserven y promuevan la salud, sin la necesidad de la compra y la administración de remedios.
Una persona sana influye positivamente las
demás personas a su alrededor, de modo directo e indirecto. Desafortunadamente
lo opuesto también es verdadero: una persona enferma influye negativamente las
demás personas a su alrededor, de modo directo e indirecto.
Hay una enorme posibilidad de que las personas y familias en la actualidad estén negativamente influenciadas por generaciones pasadas, en el aspecto corporal, psíquico y espiritual. Es importante tomar consciencia de estas influencias e iniciar un proceso de ruptura y sanación, estableciendo nuevos hábitos y costumbres que influyen positivamente las generaciones presentes y futuras.
Hay una enorme posibilidad de que las personas y familias en la actualidad estén negativamente influenciadas por generaciones pasadas, en el aspecto corporal, psíquico y espiritual. Es importante tomar consciencia de estas influencias e iniciar un proceso de ruptura y sanación, estableciendo nuevos hábitos y costumbres que influyen positivamente las generaciones presentes y futuras.
Algunos ejemplos de posturas de
generaciones pasadas que influyen negativamente las generaciones presentes
podrían ser: rechazo de hijos (hasta durante la gestación), desequilibrio
emocional/afectivo/sexual, ateísmo, sincretismo religioso, satanismo,
materialismo, consumismo, divorcios, prejuicios, bullying, asesinatos,
accidentes, sentimiento de inferioridad, apegos, odio, falta de perdón etc.
Bajo el impulso del Espíritu Santo, ministros de la Iglesia, ordenados y no ordenados, pueden colaborar y acompañar las personas en la consciencia y superación de las influencias negativas de las generaciones pasadas, en lo que se refiere exclusivamente a la salud del espíritu, a través de un proceso de amorización, de la orientación espiritual y del encaminamiento a los sacramentos.
Bajo el impulso del Espíritu Santo, ministros de la Iglesia, ordenados y no ordenados, pueden colaborar y acompañar las personas en la consciencia y superación de las influencias negativas de las generaciones pasadas, en lo que se refiere exclusivamente a la salud del espíritu, a través de un proceso de amorización, de la orientación espiritual y del encaminamiento a los sacramentos.
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