Por el Sacramento del Bautismo, el
cristiano participa de la misión profética (enseñar/anunciar/denunciar), real
(gobernar) y sacerdotal (santificar) de Cristo.
Los cristianos laicos y laicas pueden
ejercer la misión profética, real y sacerdotal que recibieron de Cristo:
- En la familia (iglesia doméstica):
honrando madre y padre, viviendo la fidelidad conyugal, ofreciendo a los hijos
educación humana y cristiana, administrando los bienes materiales, buscando la
prosperidad con honestidad, en las oraciones, en las bendiciones mutuas, en la
corrección fraterna, en el respeto, en el perdón, generando y acogiendo nuevas
vidas con responsabilidad etc;
- En las comunidades, pastorales y
movimientos (Iglesia local): aprendiendo y realizando ministerios y servicios,
transmitiendo la fe a las nuevas generaciones, sirviendo en la caridad los
hermanos necesitados, promoviendo la comunión entre los pastores y los fieles,
profundizando la experiencia con Dios, promoviendo el mantenimiento de los
templos y bienes materiales, constituyendo nuevas comunidades en las
periferias, promoviendo la formación humana etc;
- En el mundo (sociedad): trabajando con
honestidad, manteniéndose informado, interesándose por los problemas locales y
globales y proponiendo soluciones, denunciando la corrupción y la violencia,
participando de la vida política y social, participando de sindicatos,
organizaciones no-gubernamentales, siendo presencia de Dios por el testimonio
de vida, aprovechando las oportunidades para hacer el bien y anunciar a Dios,
defendiendo servicios públicos de calidad, asumiendo responsabilidades,
priorizando el ser por encima del tener, la ética por encima de la técnica,
promoviendo el crecimiento sostenible, viviendo en armonía con las diferentes
culturas y con la naturaleza, buscando la verdad integral y hacerla asequible a
todos etc.
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