La tercera Persona de la Santísima
Trinidad, en el Primer Testamento el llamada en hebreo “ruah” - soplo, aliento
- y, mientras el Padre creaba el mundo con Sabiduría, Ella aleteaba sobre las
aguas. Los profetas hablaron a través de Ella. Llegada la plenitud de los
tiempos, por el “sí” de María, el Hijo fue engendrado a través de Ella. En el
Segundo Testamento es llamada en griego “pneuma” – dinamismo, ímpetu. Ella fue
enviada a los fieles por el Padre y por el Hijo para completar la obra de la
redención a través de la Iglesia. Es el Espíritu Santo ese soplo, aliento, dinamismo,
ímpetu que procede del Padre y del Hijo y es enviado a los fieles.
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