quinta-feira, 12 de setembro de 2019

¿Hay alguna originalidad en el catolicismo latinoamericano? ¿Qué él tiene a brindar a la Iglesia universal?


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La Iglesia (palabra que viene del griego y significa “asamblea") de Jesucristo es Católica (también del griego, significa “universal”).
Ella es conformada por las mujeres y hombres que profesan la fe de los apóstoles y que siguen a Jesucristo como fieles laicos, consagrados, diáconos, presbíteros, obispos y cardenales, unidos al obispo de Roma, llamado Papa.
La Iglesia Católica está presente en todos los continentes del mundo, tan marcadamente diversos y ricos en culturas, idiomas, tradiciones, realidades religiosas, sociales, políticas y económicas, desarrollo humano etc.
Anunciando la misma Buena Noticia entre personas y pueblos tan variados, la Iglesia, a la vez, enriquece las diferentes tradiciones con la luz de la fe, y también es enriquecida con la contribución de las culturas locales y de la reflexión del mensaje de Jesucristo a la luz de las alegrías y tristezas, esperanzas y aspiraciones de las diversas naciones.
América Latina fue sumamente enriquecida con la llegada del Evangelio a través de los colonizadores portugueses y españoles al final del siglo XV. Es cierto que muchas veces los pueblos originarios no fueron debidamente respetados y casi siempre oprimidos y diezmados. Algunos pueblos forzadamente traídos a nuestro continente también fueron maltratados y sufrieron crímenes contra la humanidad.
Por su enorme riqueza natural, América Latina fue masacrada, violentada, robada y devastada, tanto en el pasado cuanto en un pasado no muy lejano, tanto por pueblos extranjeros cuanto por los propios habitantes.
Con una fe admirable, los católicos latinoamericanos siempre buscaron acoger las enseñanzas de la Iglesia Universal conservando sus raíces y tradiciones culturales - siempre que no eran contrarias ni contradictorias con el Evangelio de Jesucristo.
La producción teológica y la reflexión de la Palabra de Dios a partir de la realidad de nuestro continente siempre fueron acompañadas por la Iglesia Universal y puestas a su disposición.
Merecen destaque las cinco conferencias del episcopado latinoamericano y caribeño en Rio de Janeiro, Brasil (1955), en Medellín, Colombia (1968), en Puebla de los Ángeles, México (1979), en Santo Domingo, República Dominicana (1992), y en Aparecida, Brasil (2007).
Vale recordar que el actual Papa de la Iglesia es el latinoamericano Jorge Bergoglio, que fue cardenal de Buenos Aires, Argentina. Actualmente él enriquece la Iglesia Universal con las referencias teológicas de nuestro continente.
De tal modo que nuestros católicos latinoamericanos no sienten la necesidad de abandonar su legítima tradición y caminata cristiana para imponer la cultura religiosa europea y romana. Aquí vivimos nuestra catolicidad de un modo latinoamericano, ni mejor ni peor que los demás pueblos y continentes, sino diferente y original.



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