La Sagrada Escritura ocupa un
importante espacio en la Eucaristía. A ella se dedica la Liturgia de la Palabra,
que comprende lectura(s) del Primer y/o del Segundo Testamento, además de un
salmo y de lectura de un de los Evangelios. También están incluidas la Homilía y
la Oración de los Fieles.
La Homilía es una conversación familiar en la
cual quien preside la asamblea de los fieles ayuda en la reflexión sobre las lecturas
proclamadas, recalcando palabras, expresiones, frases, personajes, lugares y actitudes,
recuperando el contexto en el cual los textos fueron originalmente escritos - ubicándolos
en la Historia de la Salvación - y buscando su relevancia y sus clamores a la
asamblea de los fieles en la realidad en que ella está viviendo. Debe estar en
comunión con la Tradición y el Magisterio de la Iglesia. Según el Papa
Francisco, en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, la Homilía debe ser
breve (párrafo 138). En una Audiencia General, en Roma, en febrero del 2018, el
papa afirmó que la Homilía debe ser breve, bien preparada, sin exceder 10
minutos.
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