sexta-feira, 20 de dezembro de 2019

¿Las mascotas reemplazan la compañía y el cariño de los seres humanos?


Resultado de imagem para animais de estimação

La convivencia armoniosa entre los seres humanos y los animales y las plantas estaba en la mente y el corazón de Dios Padre Creador. Hablando respecto de la dignidad de la mujer y del hombre, de su superioridad en relación a los demás seres vivos y a la naturaleza, y de su responsabilidad sobre la creación, las Sagradas Escrituras, en el libro del Génesis, afirma que el ser humano fue la única creatura hecha a imagen y semejanza de Dios, que el Padre Creador permitió a la mujer y al hombre que dispusieran de los animales y de las plantas para su alimentación y colaboración en el trabajo, y que el ser humano tiene la misión de cuidar y proteger tanto la naturaleza cuanto los animales y las plantas.
De hecho, desde tiempos muy antiguos, las mujeres y los hombres - en la medida de lo posible - han domesticado algunos animales para que convivieran más armoniosamente junto a sus familias, beneficiándose de sus capacidades y habilidades específicas: fuerza, belleza, vigilancia, inteligencia, vitalidad, obediencia, alegría etc.
Anteriormente, los animales eran conservados fuera de la residencia, que era reservada exclusivamente a los seres humanos. Para protegerlos del frío y calor extremos y de animales predadores, sus dueños les construían casitas, donde descansaban y recibían comida y agua. En la mayor parte del tiempo permanecían libres, siendo encadenados solo en caso de agresividad o de peligro.
En los últimos tiempos los animales fueron siendo introducidos en las residencias, dividiendo el espacio con sus dueños, descansando entre ellos, recibiendo cada vez más cuidado y atención. Algunos dueños, por ejemplo, duermen con sus mascotas, se les compran joyas, dan nombres humanos a ellas, conmemoran su cumpleaños, pasean con ellas en centros comerciales, se les llevan a restaurantes, gastan frecuentemente grandes montos de dinero en higiene y moda para animales etc.
Algunas personas y parejas han preferido adquirir perros y gatos que generar vidas humanas, la convivencia con las mascotas a compartir con familiares y amigos.
Esas actitudes pueden indicar, por un lado, que las personas y parejas han buscado ser más conscientes y han evitado generar vidas humanas de modo irresponsable y; por otro lado, también pueden indicar que las mujeres y hombres han pasado por experiencias familiares, conyugales y de amistades marcadas por la frustración, la decepción, el desprecio, la violencia, que ya no creen en la convivencia armoniosa con otras personas, invirtiendo en las mascotas.
Una cosa es cierta: la dignidad del ser humano es superior a la de las mascotas. Jamás una persona puede ser reemplazada por un animal. La necesidad humana de amor, de afecto, de comprensión, de complementariedad solo puede ser plenamente satisfecha con otros seres humanos. Generar y cuidar de una vida humana, conviviendo y creciendo con ella, tiene un potencial humanizador que mascota alguna puede ofrecer.
No es sano a la estructura intelectual y psíquica de un ser humano bajar al status de un animal, ni tampoco elevarlo al status de persona. Solo la convivencia entre seres humanos es capaz de hacerlos crecer y desarrollarse como persona y, por sobre todo, como hijos de Dios.



quinta-feira, 19 de dezembro de 2019

¿Cómo limitar el uso de las tecnologías para que no perjudiquen la convivencia familiar, los estudios, el trabajo, la oración?


Resultado de imagem para uso das tecnologias

Los cambios culturales traídos en las últimas décadas a través de las TIC - Tecnologías de la Información y Comunicación - son irreversibles. Es una pérdida de tiempo imaginar el mundo sin dispositivos electrónicos, sin teléfonos y televisores inteligentes, sin aplicaciones que reproducen películas y series por Internet, sin juegos en red etc. Esos recursos tecnológicos vinieron de una vez por todas, permanentemente.
Es necesario acostumbrarse con su presencia entre nosotros, en nuestras familias, en el ambiente laboral, en los colegios y universidades, en las iglesias y reuniones pastorales etc.
Al comienzo de esta transición cultural, eran consideradas incómodas las personas que, en vez de ofrecer atención completa y total (con comunicación visual), utilizaban las redes sociales, contestando mensajes. En la actualidad, la situación es al revés: incómodas son las personas que todavía exigen de las otras tal calidad de atención, ignorando que el ser humano desarrolló la capacidad da atención múltiple, realizando diferentes actividades a la vez y comunicándose simultáneamente con varias personas de modo presencial y virtual, por escrito, por imágenes y por vídeos.
Las personas ancianas o más tradicionales todavía son las que se sienten incomodadas. Sin embargo, muchos padres y educadores se han adaptado a la nueva mentalidad y han introducido los recursos tecnológicos en la comunicación intrafamiliar y educativa. Lo mismo se puede afirmar respecto del ambiente laboral y eclesial - por supuesto, sin perjuicio de productividad ni de resultados pastorales.
Pero, es evidente que ni la sociedad ni las familias han sabido educar satisfactoriamente para la utilización equilibrada y sana de los recursos tecnológicos. La atención fácilmente se dispersa, surge una especie de dependencia o adicción a las tecnologías, que genera ansiedad, depresión, estrese, angustia, agresividad. Amistades, noviazgos y hasta casamientos se deshacen, funcionarios y obreros son demitidos, alumnos son reprobados, la oración es olvidada, la vida se vuelve más sedentaria, los lazos familiares se debilitan, los círculos sociales se comprimen etc.
Profesionales del área de la salud psíquica y de la pedagogía y educación son unánimes en reafirmar la importancia de los padres y educadores en la insistencia de la transmisión de valores, de modo más práctico y vivencial que teórico, como familia, amistad, comunicación afectiva, Dios, contacto con la naturaleza, visitación a diferentes lugares y culturas, práctica artística y deportiva como espacio sano de socialización, cuidado de las personas más necesitadas y del medioambiente etc.
Para asegurar el aspecto práctico y vivencial, los padres y educadores, sí, pueden y deben establecer límites de tiempo y de lugar para la utilización de los recursos tecnológicos, especialmente para los niños, adolescentes y jóvenes, preferencialmente consultándoles, evitando el autoritarismo. Los lugares y tiempos sin los recursos tecnológicos sean ocupados de modo positivo y estimulante.
Finalmente, las personas adultas necesitan dar el ejemplo a fin de que los niños, adolescentes y jóvenes sean estimulados a preferir lo humano y natural al mecánico y artificial, aprendiendo y redescubriendo la belleza y la superioridad de Dios, la familia, la amistad, el bien, la vida.



quarta-feira, 18 de dezembro de 2019

¿Usted ya tuvo una "experiencia personal" con Jesucristo, con el Espíritu Santo? ¿Cómo sería esa experiencia?


Imagem relacionada

El Cristianismo posee una innegable dimensión doctrinal, un embasamiento teórico muy bien expresado por las ciencias teológicas, sintetizado en el Catecismo de la Iglesia Católica. Es como un enorme edificio formado por verdades ensambladas unas en las otras, en las cuales se sostiene y se transmite la fe cristiana de generación en generación, de un modo inteligible, atendiendo a las exigencias de la racionalidad humana.
Pero la dimensión doctrinal no es el todo; antes de ella y más importante que ella está la experiencia personal con Dios Padre e Hijo y Espíritu Santo. Se trata de una experiencia que, sin negar la racionalidad, se basa en el intenso sentimiento de sentirse encontrado, amado, perdonado, restaurado, comprendido, acompañado, sostenido, amparado, protegido por Dios.
Tal sentimiento es tan intenso que suele venir acompañado de reacciones emocionales, como frío, calor, temblor, sudor, palpitaciones, lágrimas, sonrisas, entre otras sensaciones.
Nosotros los cristianos afirmamos que Dios es persona; o mejor, tres Personas en una sola Divinidad. En otras palabras, Él no es una idea, una energía, una luz, una fuerza. Él es Persona, y quiere relacionarse personalmente con cada mujer y hombre.
La irreemplazable dimensión comunitaria del Cristianismo no tiene la más mínima pretensión de anular o disminuir la experiencia personal con Dios; es totalmente lo contrario, la comunidad se empeña para crear las condiciones necesarias para que la experiencia personal con Dios sea posible.
Una auténtica experiencia personal con Dios necesariamente conduce hacia la vida en comunidad, hacia el testimonio alegre de la fe en las pastorales y movimientos, en las visitas misioneras, en el compromiso con los hermanos más necesitados. La verdadera experiencia personal con Dios no aísla la mujer y el hombre en un intimismo religioso o subjetivismo espiritual.
Quien ya pasó por la experiencia personal con Dios siente una necesidad incontrolable de ayudar otras personas para que tengan la misma oportunidad.
Valorando particularmente los sacramentos de la Iglesia y los tiempos litúrgicos con sus respectivas solemnidades y fiestas, los ministros ordenados y no ordenados se empeñan en motivar los fieles para que se abran y alcancen la experiencia personal con Dios, a través de momentos de espiritualidad, de predicaciones, de cánticos, de dinámicas, de objetos y símbolos, de gestos y votos, de procesiones y peregrinaciones etc.
Sin juzgar la experiencia espiritual de nadie, desafortunadamente existe una enorme posibilidad de que muchos fieles hayan recibido los sacramentos del Bautismo, la Eucaristía, la Confirmación y la Reconciliación, pero todavía no hayan hecho una experiencia personal con Dios. 
En algunos casos, la relación con Dios es solo racional, sin bajar al corazón, al centro de cada mujer y hombre. También suele pasar que un fiel esté comprometido en alguna comunidad, pastoral o movimiento, pero con objetivos y actitudes no necesariamente cristianos, puramente humanos, sociológicos, institucionales.
Urge que los ministros ordenados y no ordenados sigamos estimulando las mujeres y hombres, de todas las edades, en la Iglesia y la sociedad, para que tengan una auténtica experiencia personal con Dios y, a la vez, incentiven los fieles que ya vivieron esa experiencia para que perseveren en ella, sin perder el amor primero, especialmente en las dificultades de la vida.



terça-feira, 17 de dezembro de 2019

¿Por qué la participación de los hombres es menor que la de las mujeres en la Iglesia?


Resultado de imagem para homens na igreja

Los hombres, así como las mujeres, fueron creados por Dios con una abertura al espiritual, para lo que está más allá de sus cinco sentidos y de su inteligencia y racionalidad. Los hombres también poseen una capacidad emocional y afectiva que se expresa en gestos y palabras y en la creatividad artística.
Es curioso notar que, en lo que se refiere a las grandes religiones históricas, los fundadores fueron hombres: Moisés, Jesús, Mahoma, Sidarta Gautama etc, y también sus seguidores más directos. Cuando pensamos en las iglesias cristianas históricas, observamos el mismo fenómeno: Martín Lutero, Juan Calvino, Enrique VIII etc.
El interés de los hombres por lo sagrado y por lo religioso es una evidencia. Ellos poseen una sensibilidad por el misterio, y desean conocer a Dios y Su Voluntad, experimentar Su amor, y colaborar con Él a través del servicio generoso y desinteresado a las personas más necesitadas, especialmente con las habilidades y aptitudes propiamente masculinas.
Culturalmente hablando, desde la infancia más lejana, los hombres fueron siendo entrenados por sus padres y educadores para asumir tareas y responsabilidades más prácticas, dirigidas más a la exterioridad. El objetivo era entrenar los futuros jefes de familia, capaces de proveer las necesidades materiales de la esposa y de los hijos.
Eso fue más evidente durante la llamada Revolución Industrial, cuando los obreros trabajaban hasta 18 horas por día en las fábricas, retornando a casa solo para dormir. La educación de los hijos quedaba prácticamente a los cuidados de la madre, aunque no tardara para que las mujeres y los niños también fueran admitidos al trabajo en las fábricas.
Es cierto que, en las últimas décadas, las mujeres fueron ganando mayor autonomía intelectual, profesional y económica y fueron conquistando la igualdad de derechos y deberes en relación a los hombres, en la sociedad y en la Iglesia. Pero las bases culturales tantos masculinas cuanto femeninas todavía siguen muy presentes en los modelos educativos familiares y escolares.
Anteriormente, las funciones de los hombres estaban bien definidas dentro del propio hogar, y eran aceptadas tanto por sus esposas cuanto por sus hijos. Esa experiencia era llevada al ambiente de la Iglesia y de sus comunidades. En la actualidad, los hombres han encontrado dificultades para ejercer aquellas funciones tradicionales y suelen ser cuestionados por las esposas y por los hijos. Y esa situación se repite dentro de la Iglesia y de sus comunidades.
Hoy todavía encontramos un considerable número de hombres que no se sienten motivados por la Iglesia ni por sus actividades porque fueron entrenados para asumir tareas y responsabilidades más prácticas, dirigidas más a la exterioridad. Cuando no encuentran condiciones para desempeñar estas funciones, los hombres pierden las motivaciones.
El ambiente eclesial, cada vez más femenino, también acaba siendo un desafío para los hombres que, culturalmente, no se prepararon para trabajar en colaboración con las mujeres, o inclusive para respetarlas como coordinadoras y expertas agentes de pastoral. El subjetivismo, la emotividad y la sensibilidad excesiva de las mujeres también suelen ser excusas masculinas para no participar de la Iglesia y de sus actividades.
Importa que toda la Iglesia - ministros ordenados y no ordenados, hombres y mujeres, niños, jóvenes y adultos - tome consciencia del creciente alejamiento y falta de interés de los hombres y juntos, comenzando por las familias, repiensen sus modelos educativos y se empeñen para atraer la participación masculina de modo harmónico con las mujeres, en una perspectiva de complementariedad.



segunda-feira, 16 de dezembro de 2019

¿La Navidad es una fiesta pagana?


Resultado de imagem para papai noel shopping

El centro del anuncio cristiano, sin dudas, era el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, para despertar la fe en los oyentes. En seguida, las enseñanzas más importantes y los milagros más significativos de la vida pública de Jesús eran anunciados a quienes acogían la fe cristiana, a fin de que los discípulos se identificaran con el Maestro a través del conocimiento y la espiritualidad.
No tardó mucho tiempo para que las personas comenzaran a hacer preguntas respecto de la infancia y adolescencia de Jesús, de Su vida familiar y, más importante todavía, sobre el misterio de Su nacimiento. 
Buscando satisfacer esa curiosidad, los evangelistas Mateo y Lucas, inspirándose en la vida común de las familias y de los niños que vivían en Israel y profesaban la fe judía, y fundamentándose también en los abundantes escritos de los antiguos profetas sobre el Mesías Salvador, escribieron sobre la concepción milagrosa de la Virgen María acompañada por su esposo José, el hombre justo y carpintero.
Las informaciones eran escasas, pero la intención principal era despertar la fe en los oyentes y demostrar que las antiguas profecías se cumplieron en Jesús, el Mesías Salvador.
No hay información segura sobre la fecha del nacimiento del Hijo de Dios hecho Hombre. Pero como los cristianos consideraban importante celebrar ese acontecimiento tan grandioso y estupendo, que marcó la historia entre antes y después de Su nacimiento, fue necesario definir una fecha. Y el día 25 de diciembre fue elegido, seguramente influenciado por la tradicional fiesta romana dedicada al Sol - adorado como una divinidad antes de la llegada de la fe cristiana.
En aquella ocasión, había grandes banquetes con comidas y bebidas abundantes e intercambio de regalos, despidiéndose del otoño y preparándose para el intenso invierno en el hemisferio norte, cuando los días serían más largos y las noches más cortas.
Por tratarse de una fiesta muy popular, los cristianos conservaron sus aspectos positivos y, no sin dificultad, le fueron dando un nuevo significado, apuntando para el nacimiento de Jesús, el Sol que nace de lo alto y que vino a visitarnos - conforme el evangelista Lucas.
De a poco fueron introducidas otras costumbres populares, como la figura del buen anciano que dejaba monedas de oro en las chimeneas de las familias más pobres - cuyas fuentes remiten a San Nicolau, obispo de Mira, en el siglo IV, en Turquía. Su apariencia se fue cambiando hasta llegar al aspecto actual: gordito, alegre con ropas y sombrero rojos.
La tradición de armar el pesebre con imágenes del niño Jesús, la Virgen María, José, los pastores y los reyes magos del Oriente - recreando artísticamente las narrativas de los evangelistas Mateo y Lucas - han sido muy útil en la evangelización de los niños y de las personas que no tuvieron la oportunidad de ser alfabetizadas, además de ayudar en la ornamentación cristiana de esta fiesta.
El árbol de Navidad también es una tradición bastante popular. Inicialmente, era un pino de verdad, parcialmente cubierto por la nieve blanquita y, por la noche, iluminado por la luna y las estrellas brillantes. De a poco ese bello paisaje fue llevado a las casas, primero a los jardines y luego para los ambientes internos. Las antiguas velas fueron siendo reemplazadas por luces coloridas intermitentes, entre otros adornos navideños.
En otras palabras, la actual fiesta cristiana de la Navidad se fue apropiando de elementos culturales inicialmente no religiosos o cristianos, pero que fueron resignificados con el objetivo de despertar en las personas la fe, la generosidad y la alegría motivadas por el nacimiento del Mesías Salvador, Jesús, el Hijo de Dios hecho Hombre. Importa no perder la motivación central de la Navidad en medio de tantas tradiciones culturales que fueron siendo introducidas, muchas veces por intereses económicos y comerciales. No hay Navidad verdadera sin la referencia explícita a Jesús.



sexta-feira, 6 de dezembro de 2019

¿Por qué tenemos que "pagar tasas" para recibir algunos sacramentos? ¿La Gracia de Dios no debería ser gratis?


Resultado de imagem para taxas na igreja

El Código de Derecho Canónico - conjunto de normas que rigen la Iglesia Católica Apostólica Romana - permite que sean cobradas tasas - debidamente definidas por cada diócesis - para el recibimiento de algunos sacramentos.
Esa es una práctica antiquísima en el Cristianismo Católico, inspirada inclusive en las Sagradas Escrituras, que, aunque no lo afirme literalmente, da a entender que el ministro ordenado tiene derecho al propio sustento digno, una vez que se dedica exclusivamente a la atención espiritual y pastoral de los fieles, sin otra fuente de ingreso económico.
Como se sabe, las tasas cobradas consideran también otros gastos relacionadas a la administración de algunos sacramentos, por ejemplo: el combustible utilizado para la movilidad del ministro ordenado, el mantenimiento de los templos (limpieza, organización, iluminación, ventiladores, flores, velas, agua etc), los funcionarios responsables por la preparación de los documentos correspondientes (y sus dispositivos de trabajo: computador, teléfono, Internet), entre otras gastos.
Aunque sea una práctica permitida, algunas comunidades se han esforzado para desasociar los sacramentos de sus tradicionales tasas, a fin de que quede más evidente que la Gracia de Dios es gratis, y que nadie tiene que pagar para tener acceso a Ella.
Tales comunidades han optado por un trabajo más dedicado a la Pastoral del Diezmo, concienciando a los fieles que, cumpliendo regularmente su compromiso cristiano con las necesidades materiales de la Iglesia, las tasas dejan de existir y se supera definitivamente la incómoda idea de compra y venta de la Gracia de Dios.
También hay comunidades que optan por realizar actividades promocionales y fiestas tradicionales, involucrando tanto los fieles cuanto los comerciantes y empresarios locales, contando con el apoyo de la iniciativa pública y privada.
De cualquier modo, el objetivo es no depender exclusivamente de tasas cobradas para la administración de algunos sacramentos, para el sostenimiento de los ministros ordenados y para el mantenimiento del templo y de sus funcionarios.
Las comunidades que todavía optan por el cobro de las tasas deben informar bien a los fieles - especialmente a los más alejados de la Iglesia y que se acercan casi exclusivamente para la celebración de algunos sacramentos - que la Gracia de Dios es absolutamente gratis y que, en la eventualidad de que una persona o familia no reúna las condiciones económicas suficientes para pagar las tasas, de modo alguno estaría privada de la Gracia sacramental, pues la Iglesia la dispensaría de tal pago.
En última palabra, los fieles que sirven a la catequesis en preparación a los sacramentos deben estar bien conscientes y expresarse de modo claro y objetivo respecto de las tasas, ya que una palabra impropia o fuera del lugar puede ser mal interpretada y prestarse a confusiones que afectan la credibilidad de la Iglesia como institución fiel a las enseñanzas evangélicas. 



quinta-feira, 5 de dezembro de 2019

¿Puede recibir el sacramento del Matrimonio una persona no católica, no cristiana, atea?


Resultado de imagem para matrimonio com disparidade de culto

El Matrimonio es uno de los siete sacramentos - que son los signos sensibles por los cuales la Gracia de Dios se manifiesta en la vida de los fieles, especialmente en los momentos más importantes. Los otros sacramentos son: el Bautismo, la Eucaristía, la Confirmación, la Reconciliación, la Unción de los Enfermos y el Orden Sagrado.
La vida sacramental inicia con el Bautismo, que marca el nacimiento del fiel por el agua y el Espíritu Santo, como legítimo hijo adoptivo de Dios y miembro definitivo de la Iglesia, participando de la herencia eterna de Jesucristo, Hijo único de Dios que se hizo Hombre.
Para recibir los demás sacramentos, el fiel necesariamente debe haber sido bautizado, pues los sacramentos están conectados entre sí y la acción de uno completa y prepara al otro. Y, por supuesto, toda la acción sacramental va acompañada de su correspondiente fundamentación espiritual, bíblica y catequética, fortaleciendo la vida en comunidad y la abertura a la misión de la Iglesia.
El Matrimonio, para alcanzar toda su plenitud sacramental, necesita ser precedido por el Bautismo y la Confirmación, y ser acompañado por la Eucaristía, la Reconciliación e incluso por la Unción de los Enfermos; más todavía cuando llevamos en cuenta que la familia comienza con la esposa y el esposo y se va completando con las hijas e hijos.
El Matrimonio es el signo sensible por el cual la Gracia de Dios se manifiesta en la vida de los novios para que su amor humano sea fortalecido y elevado a la condición de sacramento de servicio a la vida, ayudando las personas a recordar el amor incondicional y absoluto de Dios/Esposo por la humanidad/esposa, de Jesús/Esposo por la Iglesia/Esposa.
Dios es Amor - lo enseña las Sagradas Escrituras (I Juan 4, 8b). Donde existe amor, Dios allá está - en eso creen los cristianos. El amor puede surgir entre personas que profesan las mismas verdades de fe, y puede surgir también entre personas con distintas profesiones de fe o, inclusive, que dicen no creer en ninguna divinidad, en ninguna doctrina religiosa.
La Iglesia Católica Apostólica Romana, buscando cumplir su compromiso evangelizador y atendiendo al legítimo derecho de un fiel consciente en recibir el Matrimonio, autoriza y celebra la unión sacramental entre un cristiano católico y una persona no católica, no cristiana o atea.
El proceso es el siguiente: la primera iniciativa es presentar Jesucristo y sus enseñanzas, abriendo el camino de la fe y la conversión. Caso haya realmente un rechazo irreversible, entonces los novios - a través de la parroquia y del párroco - se dirigen al obispo de la diócesis, solicitando permiso para la celebración del Matrimonio con “disparidad de culto”, comprometiéndose por escrito a educar los futuros hijos en la fe cristiana católica.
Una vez permitida la solicitud por el obispo diocesano, la persona no católica, no cristiana o atea se puede unir sacramentalmente a un fiel católico, sin la necesidad de haber recibido el Bautismo ni los demás sacramentos, a fin de no privar el fiel católico de su legítimo derecho al Matrimonio, para que no viva en unión libre.
Respetando la sacralidad de la consciencia religiosa del hombre, y creyendo en la fuerza del testimonio de la fe cristiana vivida en lo cotidiano, la Iglesia espera que la convivencia conyugal pueda contribuir a la abertura de la fe en Jesucristo y a la conversión de quien todavía es no católico, no cristiano o ateo.



quarta-feira, 4 de dezembro de 2019

¿Cómo definir la belleza?


Resultado de imagem para espelho espelho meu

Mientras la ética busca el bien y evita el mal, la estética se dedica a buscar la belleza y armonía y a evitar la fealdad y  la  desarmonía. El libro del Génesis asegura que Dios creó bien todas las cosas y más todavía el ser humano. Los filósofos de la Antigüedad Griega solían asociar la bondad, la belleza y al verdad; eran prácticamente términos sinónimos. Algo o alguien bueno era igualmente bello y verdadero, y viceversa.
La estética se ha dedicado a discutir y establecer elementos objetivos y exactos que sirvan como referencia irrefutable para determinar si algo o alguien es bello. Según las enseñanzas éticas del filósofo griego Aristóteles, una actitud era buena y virtuosa cuando estaba en la justa medida entre los dos extremos. La estética se va a adueñar de esta definición, estableciendo que algo o alguien es bello en la justa medida entre los dos extremos.
Para ejemplificar: no era bello algo muy bajo o muy alto, alguien demasiado flaco o demasiado gordo, algo muy claro o muy oscuro, alguien con orejas demasiado pequeñas o demasiado grandes. Debido a la simetría de los cuerpos, la armonía entre las partes también era un fuerte elemento objetivo y exacto para definir algo o alguien como bello. Era considerada fea la ausencia de proporción entre las partes.
Aunque estos criterios estéticos sigan bastante presentes en la actualidad, con el paso del tiempo, la sociedad pasó a cuestionar los padrones establecidos, la imposición de una referencia única de belleza a partir de una cultura determinada.
Los modelos pasaron a ser más amplios e inclusivos. La belleza pasaba a ser subjetiva y relativa, dependiendo del punto de vista, de la perspectiva del observador. También hay belleza en lo que es muy bajo o alto, en quien es demasiado flaco o gordo, en lo que es muy claro u oscuro, en quien tiene orejas demasiado pequeñas o grandes.
Muchas personas - mujeres y hombres -  sufrían cuando su cuerpo no correspondía a los padrones de belleza establecidos por la estética. Había angustia, sufrimiento, prejuicio, humillación, rechazo, mutilación etc.
Con el aumento de las cirugías estéticas y de los productos cosméticos y anabolizantes, las personas que no se sentían encuadradas en los modelos impuestos pasaron a cambiar artificialmente partes del propio cuerpo: cabellos, nariz, labios, color de la piel y de los ojos, estómago, senos, nalgas etc. Algunas veces la persecución por ideales estéticos elevados llevó las personas a graves enfermedades físicas y psíquicas; hubo óbitos en algunos casos.
Es muy importante que los padres y educadores acompañen sus hijos y alumnos en la comprensión de la relatividad de los padrones estéticos de belleza, y en la búsqueda de la sana autoestima, sin comprometer la salud del cuerpo y de la mente. Es necesario reconciliar la idea de que la bondad, la belleza y la verdad necesitan caminar juntas, en armonía.



terça-feira, 3 de dezembro de 2019

¿Cuál es el sentido de utilizar aclamaciones y cánticos en latín o griego en la Eucaristía?


Resultado de imagem para coral litúrgico

A veces estamos tan acostumbrados a nuestra Eucaristía dominical o diaria que llegamos a olvidarnos que se trata de una celebración religiosa antiquísima que surgió en un contexto cultural y lingüístico muy diferente del nuestro actual.
La civilización grecorromana dejó marcas permanentes en la cultura occidental, aún después que estos imperios dejaron de existir históricamente, sobre todo gracias al Cristianismo romano, a través de su liturgia que se desparramó por los cuatro rincones del mundo.
Cuando el Hijo de Dios se hizo Hombre, naciendo de Santa María, Israel estaba bajo la dominación del Imperio Romano, que había sucedido al gran Imperio Griego. En este contexto histórico, geográfico, religioso y cultural, era común en Israel los idiomas hebreo, griego y latino.
En lo que se refiere a las Sagradas Escrituras, el Primer Testamento fue escrito en hebreo (después traducido al griego), con algunos libros originalmente ya escritos en griego. El Segundo Testamento fue completamente escrito en griego - aunque el evangelio según Mateo, conforme la Tradición de la Iglesia, originalmente fuera escrito en hebreo. Entre el fin del siglo IV y comienzo del siglo V, los dos testamentos fueron traducidos por San Jerónimo al idioma latino, en la famosa edición llamada Vulgata.
Palabras y expresiones importantes en estos idiomas generalmente fueron preservadas, pues fue difícil encontrar sinónimos adecuados para la traducción en las diversas lenguas.
La Iglesia Católica Apostólica Romana adoptó el latín como su idioma oficial, ya que él posee una estructura gramatical muy precisa que facilita expresar las verdades de la fe cristiana, sin prestarse a confusiones o problemas de interpretación. Aún en la actualidad, los documentos oficiales de la Iglesia son originalmente publicados en latín; por eso el título de los documentos está siempre en latín.
Con la creciente separación entre Iglesia y Estado en las diversas naciones, los idiomas propios de cada país pasaron a ser más valorados y preferidos en relación al latín.
En el importante Concilio Ecuménico Vaticano II - celebrado entre los años 1962 y 1965 - la Iglesia aprobó el uso de las lenguas vernáculas (propias de cada país) para la celebración de los sacramentos, aun conservando la oficialidad del idioma latino. Desde entonces las aclamaciones y cánticos durante la Eucaristía comenzaron a ser traducidos o producidos en los diversos idiomas.
En sus actividades y celebraciones oficiales, especialmente de carácter internacional, la Iglesia utiliza el idioma latino - estudiado y utilizado por el papa, cardenales y por la mayoría de los obispos, presbíteros y diáconos - para facilitar la participación activa de los presentes.
En la actualidad, existen grupos de ministros ordenados y no ordenados - tanto ancianos cuanto jóvenes - que demuestran gran interés por recuperar la utilización del idioma latino (y también del griego), especialmente en contextos celebrativos y sacramentales.
Esa práctica es permitida, siempre que los fieles sean suficientemente formados y entiendan el sentido y el significado de aclamaciones y cánticos que no pertenecen a su contexto cultural y lingüístico. La utilización del latín (y del griego) no debe perjudicar la comprensión y la participación de los fieles durante la Eucaristía, que tienen el derecho de participar de los misterios sagrados en su lengua vernácula, como lo asegura la Iglesia.



segunda-feira, 2 de dezembro de 2019

¿Qué es el "Código de Derecho Canónico"?


Resultado de imagem para código de derecho canónico

Aparte de ser una realidad espiritual, la Iglesia también es una realidad humana presente en la sociedad mundial y en las diversas naciones, con propósitos bien definidos, para los cuales apuntan todos sus miembros, cada uno a su modo, y todos sus recursos humanos y materiales.
Siendo una institución internacional y milenaria, la Iglesia Católica Apostólica Romana posee un conjunto de normas que organiza su vida interna y también su acción evangelizadora, conservando su unidad en la diversidad. Recibe el nombre de “Código de Derecho Canónico”.
Este conjunto de normas se basa, en primerísimo lugar, en la Buena Noticia de Jesucristo, en las Sagradas Escrituras, en las enseñanzas de los apóstoles. Y, con el paso del tiempo, ante los nuevos contextos y desafíos, fueron incorporadas nuevas normas, siempre con el objetivo de conservar la fidelidad de la Iglesia a la misión confiada por Jesucristo.
Una vez que estas normas surgieron de circunstancias históricas y geográficas específicas, ellas fueron constantemente revisadas, a fin de que fueran más amplias, menos particulares y más relevantes, deshaciéndose de aquellas que habían caducado. Sirvieron de inspiración el derecho civil grecorromano y las tradiciones legislativas de las grandes naciones.
Los grandes e importantes concilios y sínodos, con sus reflexiones y nuevas sensibilidades, también ayudaron a volver más actualizadas las normas de la Iglesia. El texto del Código de Derecho Canónico posee hartas referencias a los concilios, sínodos y documentos oficiales de la Iglesia.
A fin de que las normas sean comprendidas y aplicadas de modo coherente con su intención original, la Iglesia dispone de organismos oficiales, tanto a nivel universal cuanto a nivel diocesano, compuestos por teólogos expertos en ciencias jurídicas, llamados canonistas, en los tribunales eclesiásticos, para asesorar los fieles en sus legítimos intereses.
El Código de Derecho Canónico se refiere a cuestiones pastorales y administrativas, tales como: el modo válido para la celebración de los sacramentos de la Iglesia, los derechos y deberes de los ministros ordenados y no ordenados, la organización de las curias romana y diocesanas, la abertura y mantenimiento de diócesis, parroquias, congregaciones religiosas, movimientos apostólicos, instituciones educativas etc.
La edición vigente del Código de Derecho Canónico fue promulgada por el papa San Juan Pablo II el año 1983, y sirve para la Iglesia Católica Apostólica Romana. Para las iglesias de tradición oriental, fue promulgado un código especial el año 1991.
Es sumamente importante que ministros ordenados y no ordenados conozcan el Código de Derecho Canónico, entendiendo sus derechos y deberes, y defiendan sus legítimos intereses. Es un importante servicio a la acción pastoral.